LOS BIKINIS Y LOS BAÑADORES son prendas a las que le damos un gran uso en verano, por lo que las lavamos con la misma frecuencia.
Las manchas de arena, la sal del agua, el cloro de la piscina, las del césped y las de los bronceadores son las que pueden llegar a estropearlos porque se quedan filtradas en la tela, cuando no los lavamos bien, y a tiempo.
La primera regla es que siempre que llegues a casa de la playa o de la piscina, aunque tu bikini este sin manchas y aparentemente limpio, enjuágalo (a mano) en agua fría, ponle una pizquita de jabón neutro y añádele unas gotitas del vinagre para el color.
Ponlo a secar del revés en un lugar donde no le del sol. Ya sabes que el sol se come el color y hace que pierda elasticidad, y ya ha estado expuesto a él durante todo el tiempo que has estado en la playa o en la piscina.
Coloca las pinzas de tender en las zonas de las costuras de los laterales de la braguita y cuelga el sujetador, anudando las tiras, así evitarás que se queden marcadas y que desgasten la tela. Si la braguita es anudada, anúdala también y no utilices las pinzas.
Y por último para guardarlo, procura que el bikini esté bien seco y sin restos de humedad. Y sobre todo que el armarío o cajón donde lo pongas tampoco tenga ni humedad, ni excesivo calor.
Con este cuidado diario, alargarás la vida de tu bikini y conseguirás que se mantenga como el primer día.
